INTRODUCCIÓN
Este documento busca traer al presente las ideas presentadas en el artículo “The State of Culture, 2024ˮ escrito por Ted Gioia en su canal de Substack “The Honest Brokerˮ. El interés de actualizar o asimilar este artículo en la actualidad apunta a que, de buena o mala manera, nos compartió una evolución del concepto de cultura frente a los grandes escenarios comerciales y políticos del mundo que muchas veces tratamos de ignorar. En su momento, el artículo mostró de manera crítica una proyección al futuro donde el comportamiento de la industria cambiaría radicalmente el uso de las artes hasta un punto de generar una adicción por parte del consumidor. Esto no está lejos de la realidad actual, y por ello se decide realizar este análisis. Este documento hace parte de la serie “Escalando Conceptos en el Tiempoˮ desarrollada por Camilo Pedraza, como un ejercicio personal de validación de diferentes puntos de vista y diferentes proyecciones en el mundo de las artes, el patrimonio y la cultura en general. El título de la serie simboliza el proceso de evaluar conceptos del pasado y observar cómo han evolucionado o permanecido relevantes en el tiempo, como si se estuvieran escalando para alcanzar nuevas alturas. Esta serie se enfoca en conceptos que se han propuesto en distintos momentos del pasado y buscará con ello discutirlos, reafirmarlos o refutarlos con argumentos derivados del cambio temporal y del entorno que este conlleva. Los análisis no imponen verdades definitivas ni exclusivas, ya que estas pueden variar según percepciones sociales, territorios geográficos, políticas vigentes y un sinnúmero de variables. El objetivo principal es reflexionar sobre estos conceptos, tomando de ellos lo necesario y viable para establecer estrategias y acciones aplicables en los desarrollos profesionales y personales de cada lector. La metodología para el desarrollo del análisis se ejecuta en los siguientes pasos:
Revisión del artículo original: Utilización del enlace del artículo o de su traducción literal mediante Google Traductor para comprender la base del texto.
Adaptación contextual: Adaptación¹ o traducción² interpretativa procesada con la ayuda de ChatGPT4 para mantener el tono y esencia del texto original.
Estado del arte: Análisis de los conceptos clave del artículo en términos objetivos y cuantificables.
Análisis crítico y retrospectivo: Reflexión cualitativa del artículo, basada en el entorno actual y su estado del arte.
Pregunta proyectiva: Formulación de una pregunta que permita reflexionar sobre los conceptos del artículo y su aplicación futura.
Invito a cada lector a considerar cómo estos conceptos pueden influir en su visión personal y profesional del arte y la cultura, y a reflexionar sobre las estrategias necesarias para preservar y potenciar nuestra humanidad creativa.
1. ARTÍCULO ORIGINAL
Enlace original: Artículo
Enlace de traducción: Google Traductor
2. ADAPTACIÓN CONTEXTUAL
El Estado de la Cultura, 2024
O una mirada a la sociedad post-entretenimiento (no es bonita)
Cada año, el presidente presenta el discurso del “Estado de la Unión”, pero, seamos honestos, es aburrido. Basta con observar a los representantes luchando por mantener los ojos abiertos; ya lo han escuchado todo antes. Y nosotros también.
En cambio, en la cultura, todo está sucediendo a una velocidad vertiginosa. Por eso necesitamos un discurso sobre el “Estado de la Cultura”. Mi última intervención fue citada y celebrada, pero ya es tan obsoleta como un asistente de ChatGPT en el Bored Ape Yacht Club. El 2024 podría ser el momento más acelerado y peligroso para la economía creativa, independientemente de lo que ocurra en noviembre.
El fin del entretenimiento y lo que lo reemplazará
Si la cultura fuera como la política, solo tendrías dos opciones: dar al público lo que quiere (“el trabajo del entretenedor”) o desafiarlo (“así empieza el arte”). Pero esta dicotomía está errada. Un modelo más adecuado para la economía creativa es la cadena alimenticia. Hasta hace poco, la industria del entretenimiento estaba en auge, aplastando todo lo alternativo. Ahora, incluso el “gran depredador” está en problemas:
Disney está en crisis.
Paramount despidió a 800 empleados y busca comprador.
Warner Bros gana más cancelando películas que estrenándolas.
El negocio de la música también sufre. Sony acaba de invertir 1,200 millones de dólares en el catálogo de Michael Jackson, pero no invierten ni una fracción de eso en nuevos artistas. En 2024, los músicos valen más muertos que vivos.
La cultura de la distracción
El sector de más rápido crecimiento en la economía cultural es la distracción: el desplazamiento y el clic interminables. Este negocio, impulsado por plataformas como TikTok, está diseñado para explotar la química del cerebro humano. Cada estímulo breve libera dopamina, generando una sensación de placer y creando un ciclo adictivo.
Las redes sociales y las tecnologías relacionadas han transformado todo en un ciclo de dopamina, donde los usuarios se convierten en sujetos de un experimento de ingeniería social a gran escala. Los líderes de la tecnología no son mecenas del arte como los Medici; son traficantes que buscan crear adictos.
El futuro de la cultura
Los gigantes tecnológicos están diseñando todo para mantener a los usuarios atrapados: desde interfaces de desplazamiento interminable hasta auriculares de realidad virtual. Aunque saben que esto provoca depresión y ansiedad, priorizan sus ganancias.
En este nuevo mundo, incluso el entretenimiento más básico parece Shakespeare en comparación. En lugar de películas, tenemos videos de 15 segundos; en lugar de sinfonías, melodías fragmentadas. La cultura con “C” mayúscula está siendo reemplazada por una actividad compulsiva.
En resumen, nos dirigimos hacia una cultura de adicción, en la que la creatividad, el arte y el entretenimiento están siendo sustituidos por un consumo incesante y vacío. Es crucial que reconozcamos este cambio y tomemos medidas para preservar los aspectos más valiosos de nuestra humanidad creativa.
3. ESTADO DEL ARTE
En esta sección del documento, tomaré ciertos puntos o datos específicos que faciliten realizar un contraste entre lo expuesto y proyectado en el artículo base y el estado actual.
IDEA EXPUESTA EN EL DOCUMENTO ORIGINAL
ESTADO ACTUAL
La dicotomía entre arte y entretenimiento no son alternativas independientes sino una “cadena alimenticia” donde el entretenimiento se “come” el arte.
Aún, cuando esta es una premisa del artículo base, a través del año de una manera generalizada se sigue defendiendo a voz ahogada dicha dicotomía utópica. Sin embargo, y llevando continuidad con el resto del artículo base, diferentes artículos han expresado una preocupación al respecto y han demostrado que más que permanecer, la situación ha empeorado debido a factores como la “gratificación instantánea”³ y la “masificación del arte”⁴.
Sin embargo, un fenómeno que se viene dando desde el 2023 y que aún sigue vigente en las políticas públicas de algunos países es la destrucción de la mencionada dicotomía para efectos de aplicación y ejecución de programas de una manera más práctica. La cultura como sector económico recoge estos conceptos y los aplica bajo los términos de la “innovación” ejecutada como “modelo de satisfacción de necesidades hacia el desarrollo humano” como se puede ver en el Plan de Cultura⁵ vigente en la actualidad para Bogotá, Colombia. En otros casos, como el del informe de la OIT⁶ referente al futuro de las artes y el entretenimiento, los conceptos no se separan en su esencia y desarrollan sus bases de la misma manera. Estas ideas no permiten que los enfoques se diferencien, y no se detecte el diagnóstico presentado en el artículo base. En otras palabras, esta desaparición de la dicotomía no aporta ni beneficia el enfoque creativo que aún queda en algunos creadores y artistas que construyen sus expresiones y obras en el mundo. Más bien, diluye las diferencias entre arte y entretenimiento, favoreciendo un modelo donde la creatividad queda supeditada a las dinámicas del consumo masivo.
Aún cuando el entretenimiento ha aumentado y está en vigencia por encima de la expresión artística, se proyectó una cultura post-entretenimiento basada en la “distracción”.
Evidentemente, durante el año los aumentos en estadísticas de uso de redes sociales aumentaron considerablemente. En especial, las redes de contenidos cortos, vacíos y repetitivos como TikTok e Instagram lograron posicionarse indicando el impacto de este nivel superior al entretenimiento. Datos preocupantes como que el 6% de usuarios están más de 10 horas diarias en las plataformas, o que los creadores son en su mayoría entre los 18 y los 24 años, demuestran que el sistema de distracción afecta los dos polos: La creación y el consumo (la oferta y la demanda). Existen varios análisis estadísticos⁷ que soportan estos hechos.
El ciclo de la dopamina se aplica perfectamente a la cultura y al mundo creativo, alcanzando millones de personas en el mundo.
Más allá de las estadísticas ya presentadas en esta sección, algunos medios han enfocado sus artículos, análisis y estudios en la dopamina generada por el uso de las redes sociales. Por ejemplo, se han generado conceptos como la “pobredumbre cerebral”⁸ que se refiere a los efectos del contenido basura en la mente de las personas; y se ha llegado al punto de más allá del reconocimiento del problema, hablando así de la necesidad de una “desintoxicación”⁹ de estos.
Las plataformas de contenidos no se enfocan en los contenidos de calidad, sino en los contenidos que generen adicción.
Algunas teorías y estudios¹⁰ se enfocan en que los contenidos que generan adicción no son el centro de la atención de las plataformas, sino que más allá de eso, buscan desarrollar todo un entorno sistemático que encierre al usuario en el consumo de estos. Desde detalles claros como plataformas que no son fáciles de cerrar, y contenidos falsos en busca de ‘clickbait’¹¹ demuestran estrategias y artimañas para ejecutar estos sistemas. Aunque hoy en día, las plataformas siguen sin decirlo abiertamente, cada vez hay más dedos juzgando, señalando y evidenciando las pruebas contra estas y sus acciones.
Los avances tecnológicos se enfocan en la reconfiguración de los cerebros de los usuarios.
Aunque en el documento base se comparte un enlace de referencia sobre este ítem, durante el 2024 se reforzaron estos análisis basados en los efectos negativos de estas nuevas tecnologías (que de por sí, han avanzado mucho más integrando las IA como tal). Las realidades ahora son mixtas¹², pero cada vez más alejadas de lo verdaderamente real. Estamos entrando (o ya adentrados) en los campos de lo “surreal”.
La actividad compulsiva reemplaza la Cultura.
Aunque el arte venía hace décadas alejándose de su naturaleza (la expresión estética) y se daban fenómenos como Andy Warhol¹³ o el llamado “pan de oro”¹⁴, estos casos ya han quedado atrás. Los contenidos basura de la actualidad despiertan la compulsividad de los usuarios alejándose siquiera de reflexionar sobre ello. Cualquier artículo crítico como el artículo base de este documento de Gioia, o este análisis soportado en el mencionado, reciben la mínima atención en comparación con el flujo exagerado del contenido consumista de la actualidad.
Algunas compañías enganchan a la gente con pastillas y agujas. Otros con aplicaciones y algoritmos.
Este tema viene siendo analizado de antes¹⁵, y este año se ha sabido reforzar con “todos los juguetes”. Asociaciones de psicología¹⁶ y otras entidades se han enfocado para encontrar así la sintomatología y opciones de la mencionada “desintoxicación”. Nada lejos de las drogas físicas que causan adicciones.
4. ANÁLISIS CRÍTICO Y RETROSPECTIVO
Todo cambia pero poco avanza
Casi un año después del artículo base de este documento, todo ha cambiado casi que de una manera exponencial. Así como los discursos del autor han cambiado abismalmente entre un año y otro¹⁷, las diferencias con este año no son la excepción. Podría asimilarse que los problemas de raíz son los mismos, estudios y grandes avances han logrado reconocer, analizar, caracterizar y abordarlos de una manera más certera y directa. Sin embargo, estas voces siguen ahogadas en un mar de información cada vez más extenso y profundo, y llegan a perderse en la inmensidad. Cada acción, artículo, comentario con el vecino o el amigo, referentes a estos temas y problemáticas seguirán siendo las armas para enfrentar a estos mencionados “cárteles de la droga” modernos.
Producción excesiva
Ahora, algo que se ha visto este año también es que los artistas ven asomándose otro problema: La producción de “arte” desde medios tecnológicos cada vez más automatizados. Hoy en día es posible “construir” mediante una solicitud de dos renglones o ‘prompts’ una “obra artística musical”, un “guión de teatro o cinematográfico”, un “texto de novela o cuento”, o cualquier idea “creativa” que se requiera. Y sí, todo va entre comillas porque es evidente que estos productos tecnológicos no llegarán a ser lo que se etiqueta. Entonces, los que producen contenido basura con base en el facilismo y en lo comercial pueden generar mucho más contenido que se hace pasar por “artístico” para ampliar sus espectros y aspiraciones comerciales y económicas.
Un rayo de esperanza
Por otro lado, este último año también ha dejado otras caras de la problemática. Mientras la producción y la adicción a los contenidos basura es evidente y cada vez más pronunciada, puedo decir que el escenario que se puede plantear para el 2025 contiene un rayo de esperanza. Una posibilidad aún oculta debajo de este mar de información inútil, pero amenaza con salir a flote como una burbuja que se sigue inflando y pronto llegará a su explosión. Como sucede en otros campos de lo social, lo económico y lo general para el ser humano, cuando existe una sobreproducción de algo, de cualquier cosa, los sistemas tienden a desestabilizarse y “explotar” dejando un desastre a su alrededor y una necesidad de reconfigurar. Un ejemplo claro son las burbujas económicas, donde la inflación de un país puede explotar todo su sistema exigiendo un reinicio y un replanteamiento de todo lo que hace parte de los hábitos en general; o ni qué decir de las burbujas inmobiliarias que terminan borrando escenarios y territorios geográficos llevando gentrificación o incluso abandono de espacios de habitación, exigiendo un cambio económico y cultural de la zonas.
Se puede decir lo mismo de esta burbuja de la sobreproducción de información y contenido basura que es impulsado por las grandes empresas y plataformas tecnológicas que se jactan de lograr y alcanzar todos sus objetivos, cruzando los límites de lo tecnológico, pasando a los campos sociales y políticos. Ya se puede divisar la aguja que reventará la burbuja, que no es nada más y nada menos que las mismas IA. Debo admitir que esta reflexión, por ahora, es tan solo eso: una reflexión interna que me ilusiona, pero que no puedo dejar a un lado viendo que cada día se convierte más y más en una realidad.
Aterrizando a la realidad
Estoy de acuerdo que es difícil creer que una tecnología que aporta en la construcción de contenido basura y que actualmente soporta la base del problema pueda llegar a ser ese factor que desestabilizará el sistema, pero hay que ver esto desde otro punto de vista: la mezcla de todos los colores deja entrever el color blanco. Para ser más claro con esto, veámoslo desde el principio. Crear contenidos basura, cada vez es algo más rápido y requiere menos esfuerzo, pero aún así, requiere estrategia para mantener el interés de los adictos. La competencia se vuelve cada vez más brutal y comenzará a exigir a los “creadores” nuevas formas de mantener sus públicos para poder ganar algo. Ya se ve, hoy en día, términos y conceptos como la “infoxicación”¹⁸ que se acuña alrededor de esta sobrecarga de información que pierde relevancia en un océano de datos. Los usuarios, que siguen este “sistema del scroll” de información han llegado a un punto en que tienen que decidir si ven uno u otro, y esta decisión depende de las estrategias que este “uno u otro” “creador” implemente para asegurar sus vistas. Ahora, teniendo en cuenta este panorama descrito, entra en el juego las IA que pueden crear estrategias y contenidos en minutos o incluso segundos, lo que avanzará con un desgaste del proceso y un estallido de la burbuja. Las personas ya adictas a este sistema de “información”, podrán ahora, con un par de instrucciones de voz, “crear” lo que quieran, cuando quieran y de la forma que quieran, dejando atrás este obsoleto mecanismo de creación de contenido basura. Y en eso las IA superan al ser humano, porque están reuniendo toda la información posible de todos los tipos, expresiones, estilos, géneros, y formas de hacer contenidos y “arte”. Ese tipo de fusiones superará con creces lo que genera el ser humano.
Pero, hasta este punto, el problema suena más grave en vez de ser un “rayo de esperanza” como mencioné antes. Y es que claro, este punto en específico es catastrófico, pero apenas vamos en el punto de la explosión de la burbuja. Como se mencionó previamente, esta explosión exige una reconfiguración. Este proceso significa crear nuevos sistemas, nuevas formas de hacer y nuevas formas de aplicar nuestra creatividad real. Y es claro que si algo nos diferencia de las IA es que en el fondo, el ser humano sí puede ser creativo porque de la nada puede sacar innovación, mientras que las IA requieren de información previa y sus propuestas son una fusión de resultados que han alimentado su aprendizaje. Entonces, aquí es donde el ser humano puede “pellizcarse” y reaccionar ante la situación, recuperando su capacidad creativa y adentrándose a nuevos terrenos de la expresión humana, del arte, de la Cultura real. Aunque esto suena un poco idealista, es probable que sea algo que no esté muy lejos, pues los avances tecnológicos cada vez dan pasos más largos y extremos, lo que nos acerca a ese escenario catastrófico mencionado aquí. Se vale soñar, ¿o no?
Si bien la infoxicación y la sobreproducción están en su punto más alto, los creadores aún tienen herramientas para resistir. La autenticidad, la especialización, el rescate de lo cultural y la creación de experiencias reales pueden convertirse en las nuevas estrategias para destacar en un ecosistema donde el ruido es cada vez más fuerte. Así como la IA está acelerando la saturación de contenidos, también podría ser la herramienta que, usada correctamente, permita que la creatividad genuina resurja. Quizás no se trata solo de pelear contra la burbuja de la sobreproducción, sino de aprender a crear algo que no pueda ser replicado ni automatizado.
Proponiendo un nuevo agente
Un último punto que me gustaría mencionar es relativo a la infografía presentada por Ted Gioia en su artículo, donde representa a la Adicción como ese monstruo que consume todo a su paso, llevándose consigo la distracción, el entretenimiento obsoleto y el arte. Admiro mucho esta representación y asimilándola un poco he llegado a una propuesta con la que me gustaría complementar un poco este sistema planteado. Afortunadamente no es hacia arriba, pues por ahora, no puedo imaginar un monstruo más grande que la mencionada adicción; pero sí apunta al pez más pequeño. Más pequeño que el arte hay algo esencial que soporta y fortalece toda clase de contenidos en cualquiera que sea el nivel que se desarrolle. En la línea propuesta, el patrimonio es alimento del arte, pues de allí se crea lo que existe y lo inexistente. El patrimonio es lo que hace parte de nuestra historia, lo que forma nuestros valores y lo que asumimos como propio ya sea bueno o malo. Cualquier obra de arte en cualquier etapa del mundo, basa su creación y su propuesta estética en un entorno, en una vivencia, en un hecho histórico, en un anhelo nacido de ideologías, gustos o necesidades derivadas de un mundo valorado alrededor. Entender que el arte no es un mecanismo de entretenimiento de manera exclusiva nos ayudará a reconocerlo como una expresión, como un bien importante, prioritario y necesario para la humanidad; y qué mejor que el patrimonio para poder aterrizar esta referencia. Cuando la base del arte es el patrimonio, se puede encontrar que se puede desarrollar a través de él herramientas de comunicación y de expresión; alternativas de sanación; soportes de manifestación, tendencias, estados y referencias; registro histórico; eje de integración y apropiación; y claro, como no, elemento de entretenimiento. El arte va mucho más allá si no se deriva desde lo comercial (como se enfoca hoy en día) sino que se ejecuta desde la valoración de su entorno y reconoce su patrimonio social, cultural y personal. Ya en el pasado, la valoración patrimonial ha demostrado ser un factor clave para diferenciar y enriquecer el resultado artístico, amplificando su impacto en el espectador. Un ejemplo claro de ello es el Turismo cultural, un sector que ha logrado mantenerse exitoso en un mundo saturado de contenido efímero. Al resaltar los valores patrimoniales y transmitirlos al visitante de nuevos territorios, el turismo cultural no solo preserva la historia, sino que también influye creativamente en los gustos e intereses del público, demostrando que la autenticidad sigue teniendo un lugar en la era de la sobreproducción digital. Este mismo principio podría aplicarse a la producción artística contemporánea, donde la conexión con el patrimonio y la identidad podría convertirse en una de las claves para resistir la trivialización del arte.
Conclusión
Varios temas del año pasado aún siguen vigentes y algunos de los problemas a cada momento toman más fuerza. Pero el sistema que desarrolla estos problemas culturales representados a través de adicción por parte de usuarios y sobreproducción de contenidos por parte de creadores está a punto de desestabilizarse. Las herramientas tecnológicas autónomas toman partido y desplazan al ser humano en este sistema, y se llegará al punto donde no habrá dónde mirar. Todo se generalizará y sólo resaltará ante los sentidos lo verdaderamente creativo, creado por personas que realmente basan sus producciones y obras en el patrimonio valorado en su entorno. Pero para estar listos para esto hay que seguir expandiendo el mensaje de reflexión sobre el estado actual, y entrenando nuestras capacidades críticas humanas que no nos permitirán ahogarnos en el mar de información plana, sino que nos presentará las nuevas alternativas creativas como la nueva etapa de la producción artística y cultural del ser humano.
5. PREGUNTA PROYECTIVA
Por último y no menos importante, viene el reto. Ese reto que deberíamos intentar asumir y que puede ser la base para enfrentar los problemas descritos y el soporte para poder aportar en la solución.
Ya que conocemos el estado del arte y el punto en el que se encuentra la producción cultural en el mundo ¿qué capacidades podemos desarrollar y enseñar a los demás para estar listos ante el cambio de paradigmas culturales?
Gracias por leer estos textos reflexivos y moderadamente ilusorios. Agradezco al lector por dar una oportunidad a este análisis, y claro, en especial al autor del artículo base por realizar este ejercicio crítico. Por mi parte, quedaré a la espera de “El estado de la cultura, 2025”.
Camilo Pedraza
Gestor Cultural Creativo
Enero, 2025